Santander
Santander es un municipio español, capital de dicho municipio y de la comunidad autónoma de Cantabria. Se encuentra situada en la costa norte de la Península Ibérica, limitando al norte con el mar cantábrico.
Muchos historiadores consideran que la ciudad de Santander tiene su origen en el Portus Victoriae Iuliobrigensium de la época romana.
Con la conquista musulmana se sitúa tradicionalmente el origen del asentamiento urbano y portuario de Santander, cuando, hacia el siglo VIII, los hispano-romano-visigodos llegaron aquí, refugiándose de los musulmanes, y trayendo consigo los restos de los santos Emeterio y Celedonio. Las reliquias quedarían depositadas, en un principio, en las ruinas de unas termas romanas, para erigir, posteriormente, la primera de una serie de iglesias que culminarían en lo que hoy es la Catedral de Santander. El nombre de Santander sería la derivación lingüística del nombre latino Sancti Emeterii que al pasar a latín vulgar derivó a Sant Emeter y después al actual Santander.
En el siglo XII le fue concedido fuero por Alfonso VIII, el cual, entre otros privilegios, le permitía comerciar con ciertos productos básicos y le dispensaba de ciertas tasas aduaneras. A partir de entonces y hasta el siglo XVI, la villa va adquiriendo un importante crecimiento comercial.
En el siglo XIII la actividad marítima y comercial de la villa de Santander era tan intensa que su población se acercaba a los 2.000 habitantes, llegando a tener su máximo desarrollo económico y demográfico a mediados del siglo XV, cuando se calcula que su población alcanzaba los 6.000 habitantes. Sin embargo, en los últimos años de ese siglo Santander viviría una grave crisis provocada por la peste.
En el siglo XVII el puerto santanderino entra en decadencia por el desvío del comercio castellano hacia la villa de Bilbao, y no será hasta el siglo siguiente cuando Santander experimente una profunda transformación demográfica, económica y administrativa.
El siglo XIX es la época de la verdadera expansión urbana de Santander.
En el último tercio del siglo XIX la ciudad, al igual que otros puntos de Europa, comienza a configurarse como un destino turístico y de ocio. Pero el impulso definitivo al veraneo lo darían los monarcas, que convirtieron Santander en la corte estival o veraniega, frecuentada por nobles y aristócratas.
Durante los años sesenta, se vivió un despegue en el sector industrial, que favoreció tanto a Santander como al resto de la provincia.
En 1983 se constituía la Comunidad Autónoma de Cantabria con Santander como capital.
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